¿SÓLO AMIGOS?

¿Existe la amistad entre el hombre y la mujer? La verdad no estoy muy segura. Lo que sí tengo claro es que si tengo novio, no lo quiero con una mejor amiga. En muchos casos, o él está enamorado de ella, o ella de él. En la primera situación, odiaría ser "la tipa de repuesto"; y en el segundo, me daría muchísima pena que hubiese una feuna haciéndome vudú cada noche, o rezando a San Judas Tadeo para que mi churri y yo lo dejásemos. Como paso de investigar si la relación de mon cheri et sa amie es una amistad simple y llana o  si hay un amor escondido en ella, paso de tíos con amigas. Este es el primer statement del post de hoy. Por lo que ya dejo claro que la amistad entre el hombre y la mujer me crea cierta desconfianza.

 Tenemos la figura del pagafantas, ese amigo súper especial, al que tratas como una más. De hecho estas convencida que es gay, te acompaña a ver tus pelis favoritas, de compras, te puedes cambiar delante de él porque sois amigos y a él le da igual. En cualquier momento saldrá del armario, estás convencida, pero nunca se llega a animar. Le abrazas, le cuentas lo cabrones que son los tíos, es un hombro donde llorar. De repente un día, así sin venir a cuento, te intenta entrar y te dice que siempre te ha querido… Sin duda se ha equivocado. No te lo tomas en serio; pero ya no seguís yendo de compras y de repente crece y se pone más guapo. Ya no te lleva a Starbucks ni te consuela cuando tus novios te dejan y un día sin comerlo ni beberlo el pagafantas te presenta a su novia. Una chica guapa, monísima, con un vestido IMPOSIBLE DE LLEVAR más allá de la talla 32 y encima simpática, tanto que hasta quieres ser su amiga. Tú más sola que la una piensas “¿what the fuck? pero ¿el pagafantas es follable?”

También tenemos al amigo cabrón. Ese tipo guapo que sólo se lía con aspirantes a ángeles de Victoria Secret. Contigo se lo pasa de “puta madre” en sus palabras y tú estás colada por cada uno de sus huesos. Estás tan convencida de que esto es “sólo una etapa” y que tarde o temprano se cansará de esas insulsas anoréxicas que le aguantas mil desplantes y le haces de sujeta velas si es necesario. Al fin y al cabo cuando se de cuenta que en la vida los pechos caen y las neuronas perduran vendrá a ti y ahí estarás tú para llenar su vacío existencial. “Deja de soñar rica, vuestra relación tiene menos futuro que la camiseta de Mario Casas en frente de un instituto.”

Por último, están las relaciones de amistad entre hombre y mujer heterosexuales que sí creo posibles porque las sufro personalmente. Mejor, las sufro y me sufren. Son los amigos que conozco desde hace tanto tiempo que la confianza que hay entre nosotros es más propia de una relación de hermanos. Es decir, hay muchos límites que se traspasan; información que no quieren saber y que yo generosamente comparto, aunque sé que les ruboriza, comentarios por su parte bastante desafortunados que he de escuchar. Son tíos con los que cualquier pensamiento sexual acaba con mi libido; además, tengo las mismas posibilidades de excitarles que una peli porno protagonizada por las Barriguitas y el Pequeño Pony.  Pero me pregunto…

 ¿Se puede conseguir este nivel de confianza con alguien al que acabas de conocer?